POLÍTICA

Cirilo da sus primeros pasos en la política como afiliado a la Sociedad «La Aurora», agrupación de obreros del campo de Nava, encuadrada con posterioridad (1930) dentro de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra (U.G.T.).

El resto de su vida mantendrá siempre esa doble y complementaria militancia, en su vertiente sindical en la F.N.T.T. y en su vertiente política en la Agrupación Socialista de Nava del Rey.

En 1931, como dirigente de la Casa del Pueblo, se implica activamente en la campaña de las elecciones municipales del 12 de abril, no en vano era candidato en la lista conjunta de republicanos y socialistas en Nava.

Tenemos constancia de su participación como orador en múltiples mítines en la propia Nava, Fresno, Castrejón, Toro, Alaejos… teniendo una calurosa acogida en todos ellos.

El nuevo Ayuntamiento quedó constituido, siendo elegido para el cargo el compañero republicano de candidatura Gonzalo Santiago Olivares. La República Española había sido proclamada el 14 de abril.

Ya como presidente de la Casa del Pueblo de Nava, participa en el Congreso extraordinario del Partido Socialista el 12 y 13 de julio de 1931 en el cinema Europa de Madrid, en el que se decidió continuar dentro del Consejo de Ministros del Gobierno de la República.

Por entonces, la Casa del Pueblo era el lugar de socialización de los obreros, contaba con un café, salón de actos, grupo de teatro, biblioteca y hasta rondalla. Estaba situada en la Plaza Pablo Iglesias (hoy de La Verdura). A esta función de centro de reunión y de debate, de agente socializador, gracias al cual se difundían ideas, se formaban pautas de conducta y se reforzaba la conciencia de grupo, se van a ir añadiendo otras que a la larga acabarán convirtiéndose en primordiales. Tal es el caso de la labor cultural y educativa. La aparición de bibliotecas fue muy temprana;  en algunas llegará a funcionar con el tiempo una sección circulante, es decir, un servicio de lectura a domicilio, lo que, frente al viejo modelo de biblioteca «de consulta», supondrá una concepción original, novedosa y mucho más práctica del uso del libro.

A mediados de mayo de 1932, Cirilo tiene un papel destacado en el primer congreso comarcal de la F.N.T.T. celebrado en Valladolid, defendiendo una ponencia sobre las bases del trabajo, salarios y jornadas laborales de los obreros del campo de la provincia, el Secretario comarcal era su compañero Eulogio de Vega Colodrón, alcalde de Rueda.

En esas mismas fechas (14 de mayo de 1932) la Sociedad de obreros del campo de Nava «La Aurora» logra la firma del único contrato de arrendamiento colectivo de tierras de la provincia vallisoletana, estos acuerdos entre obreros y patronos derivan de la Ley de 9 de septiembre de 1931 relativos al Régimen de Sociedades Corporativas en el que se amparan las sociedades obreras para conseguir que los trabajadores de la tierra pudieran administrarse de forma colectiva.

El reparto de la propiedad de la tierra tenía su repercusión en las desigualdades socioeconómicas, existe una gran presencia de jornaleros que no poseen tierras o se tienen que dedicar a trabajar para otros la mayor parte del año (recoger cantos, desyerbar, abonar, vendimiar, segar, podar, trillar, etc.). Este grupo se mezcla también con el de los colonos y pequeños propietarios, ya que suelen tener pequeñas propiedades (una fanega, fanega y media) de cereal de secano (que hay que dejar en barbecho sistema de “año y vez”) o cultivan en arrendamiento alguna finca (las de peor calidad y las más alejadas del núcleo urbano que un labrador mediano no quiere o puede cultivar con sus medios). A su vez, hay colonos que presentan una posición económica aceptable, pero que al tener varios hijos no pueden mantener a todos ni darles ocupación en su propiedad y tierras de colonia, por lo que se ven obligados a realizar trabajos fuera de casa como la siega a jornal para otros labradores de la localidad o incluso acudir a otras localidades en determinadas épocas del año como obreros de labradores acomodados.

Obreros del campo. Castilla, 1936.

Las desigualdades sociales que produce un mal reparto de la propiedad de la tierra son la nota predominante y Nava no es una excepción: colectivos de jornaleros y obreros que tienen algún pedazo de tierra (una, dos, tres fanegas) que no les permite vivir y deben complementar su subsistencia en el trabajo a jornal para los propietarios acomodados o en los arrendamientos, una capa de labradores medios y acomodados que no es lo suficientemente numerosa para equilibrar la sociedad rural y, en cambio, posee una considerable parte de la tierra que les hace ser los rectores de la vida económica, social y política de las localidades del medio rural y finalmente unos propietarios absentistas, dueños de amplias áreas de terreno en los términos municipales, divididas en múltiples parcelas y que arriendan sus tierras lo que permite aliviar la situación económica de muchas familias, que de otro modo estarían condenadas a la miseria, aún así obtienen de la tierra lo justo para subsistir y pagar la renta.

Los segadores entraban a trabajar a finales de junio, que era cuando se ajustaban (llegaban a un acuerdo económico) y no descansaban ni los domingos. Se levantaban a las cuatro de la mañana a acarrear, segaban, comían, dormían una hora de siesta, segaban y a la hora de la cena arreglaban el ganado y a dormir para continuar el día siguiente.

Vivían al día, a veces incluso en casas de alquiler, sin agua ni electricidad y con jornadas laborales de sol a sol. Según el tipo de trabajo que realizaban había hortelanos, cavadores de viñas, sacadores de vino, segadores, etc. o todo a la vez según la época: durante el verano la siega; en el otoño la vendimia; en invierno trabajar sus cereales, la poda y arreglo de viñas, o la preparación del vino en la bodega, y muchos días quedarse en casa por las condiciones meteorológicas; y en primavera abonar, escardar y gradear cereales y legumbres. Y durante todo el año, empedrar eras, recoger cantos de tierras, elaborar adobes, arreglar caminos si existía un plus obrero, etc. Muchas de estas ocupaciones se realizaban a veces sólo por la comida.

En este contexto en diciembre de 1932, tras una huelga de 9 días, los trabajadores del campo de Nava consiguen una subida de sus jornales diarios que rondaban las 5 pesetas por día trabajado, con ello una familia podía ir subsistiendo; pero lo realmente duro llegaba con el invierno, cuando el paro obrero afectaba a muchos hogares del municipio.

El año de 1934 va a ser un punto de inflexión en la vida de Cirilo; la victoria de las derechas en las elecciones generales acarreó contrarreformas legislativas en todos los campos en los que se había avanzado durante el primer bienio republicano. La contrarreforma agraria era un hecho con la Ley de 24 de Abril de 1934 y el Decreto de 4 de Mayo que devolvieron las tierras confiscadas a los implicados en el golpe de 1932 (Sanjurjada derechista). Siguió con la derogación de la Ley de Términos Municipales, y así sucesivamente con el resto de la legislación agraria. Los patronos bajaban los salarios, discriminaban a los obreros socialistas e incumplían cualquier reglamentación laboral. Un espíritu revanchista recorría los campos de Castilla.

Por todo ello se decide desde la F.N.T.T, convocar una huelga general campesina el 5 de junio.

Reivindicaciones HUELGA CAMPESINA 5 de junio de 1934.

El 7 de junio, toda la directiva de la Casa del Pueblo es detenida, y enviada a prisión preventiva a la Cárcel vieja de Valladolid (Chancillería). Cirilo es puesto en libertad el 22 de agosto, junto a sus compañeros de dirección sin cargos. Durante esos duros días recibe varias veces la visita de Santa Nieto y de sus hijos mayores, Jesusa y Cirilo.

De esta época data la estrecha amistad de Santa y Cirilo con la pareja que vivía justo enfrente de su casa: María Ángeles Archiles (licenciada universitaria) y Epifanio López (administrador de Correos), ambos socialistas y masones. Procedían de la toledana localidad de Corral de Almaguer, de familias de buena posición económica. En los sucesivos traslados en su puesto de trabajo por pueblos de Castilla, Epifanio había colaborado en reorganizar y apoyar la estructura de las Casas del Pueblo. Poseían una gran biblioteca y un buen aparato de radio, por ello, Santa y Cirilo acudían a su casa con asiduidad para leer o escuchar la radio y sobre todo para conversar. Los elementos caciquiles de Nava tenían a Epifanio en su punto de mira, en años anteriores había sido directivo de la Casa del Pueblo de Nava, e intentaron por todos los medios que se fuera del pueblo, cosa que lograron tras la huelga campesina del 34 y su injusto encarcelamiento en ese verano. Tras el golpe derechista de 1936, Epifanio se integra en el Ejército Popular de la República, llegando al cargo de Comandante. Tras la entrada de los fascistas en Madrid sufre un Consejo de Guerra en el que es condenado a 20 años de prisión de los que cumple 12 en cárceles madrileñas. Fallece en 1978 fiel a sus ideas socialistas y republicanas.

Con la victoria de las izquierdas del Frente Popular en las elecciones de febrero del 36, se reponen los ayuntamientos elegidos en las municipales del 31, Cirilo toma posesión como concejal del Ayuntamiento de Nava y es elegido Alcalde por unanimidad de los concejales presentes en la lluviosa tarde del 9 de marzo.

Desde el comienzo de su mandato deja claro su ideología socialista en todos y cada uno de sus actos. Se aprueba una subida en los míseros salarios de los empleados municipales, se pide un crédito para mitigar el paro obrero, lucha por la laicidad del municipio que se consagra en la Constitución Republicana de 1931; quiere culminar el proyecto de unas nuevas escuelas unitarias para niñas y niños en un edificio céntrico de la localidad en la propia Plaza de la República en solar cedido por el ayuntamiento con un presupuesto de 61.640,13 pesetas; intenta favorecer dentro de las posibilidades del Ayuntamiento a las clases más depauperadas, por ejemplo, en uno de sus últimos expedientes aprobados (17 de julio de 1936) envía a una vecina con pocos recursos al balneario de Medina del Campo a recuperarse de su enfermedad corriendo el Ayuntamiento con los gastos.

A finales de junio se produce otro conflicto laboral en el campo de Nava, nuevamente los patronos no aceptan unos salarios medianamente dignos que solicitan los trabajadores de la tierra, y es el recién nombrado Gobernador Civil de Valladolid, Luis Lavín Gautier (Izquierda Republicana), quien a través de un laudo logra el acuerdo: el 29 de junio de 1936 comienza la siega en los predios navarreses.

Todo cambia bruscamente con el golpe de Estado perpetrado por las derechas el 18 de julio de 1936.

Su antiguo compañero de candidatura, el republicano Gonzalo Santiago y segundo Teniente de Alcalde en esas fechas, acude a la capital para conocer de primera mano la situación, trayendo las primeras noticias de la sublevación. A las 8 de la tarde Cirilo se asea, se viste, se calza sus botas, acude al ayuntamiento y organiza junto con los compañeros y dirigentes de la Casa del Pueblo la defensa del Orden Constitucional. Toda la tarde-noche la ciudad es un hervidero de noticias, que llegan también en parte gracias a la potente radio que posee Gonzalo, con la que sintonizan la emisora de Madrid que se mantiene fiel al gobierno legítimo de la República.

Durante la madrugada intentaron requisar todas las armas de los elementos golpistas y patrullaron por el municipio para evitar su triunfo. Muchos de ellos se negaban a entregar las armas o buscaban excusas para no hacerlo, uno de ellos fue detenido y llevado al Ayuntamiento por los serenos municipales, pero Cirilo ordenó su inmediata puesta en libertad.

A las cinco de la mañana recibe la inesperada visita del teniente de la guardia civil quien junto a dos falangistas locales instan a Cirilo a abandonar el cargo para el que fue elegido democráticamente. El teniente, contrariado ante la negativa del Ayuntamiento de cesar en sus responsabilidades, al pasar por la Plaza de vuelta al cuartel, saca su arma e inopinadamente dispara contra los allí congregados. En el tiroteo posterior dicho teniente muere. Tan solo un mes y medio antes, en los primeros días de mayo, este miembro de la guardia civil había matado de un tiro en la cabeza a un vecino de Nava en la vecina localidad de Castrejón: Felipe Arévalo López , Peterete , de 37 años.

Cirilo y sus compañeros resisten y no es hasta las 9:30 de la mañana del 19 de Julio cuando deciden emprender la marcha del pueblo ante la llegada desde Medina del Campo de más de medio centenar de golpistas (militares, g.civil y falangistas) provistos de armas de diferentes calibres y hasta de una ametralladora con la que entran en Nava disparando de forma salvaje e indiscriminada, llegando a matar a bocajarro a dos jóvenes militantes de la Casa del Pueblo de 15 y 16 años: Alejandro García Martín y Bernardo Viña Hernández. También asesinan a los socialistas Crisanto Piedras ( junto a las vías del tren) y Félix Piedras (en la calle del Caño).

Continúa en el apartado «DESAPARICIÓN» de esta web.